Estuve en Rusia. Esta no es la razón de haber abandonado vilmente el blog durante más de cinco meses. La razón principal es la pereza para sacar fotos, o que la cámara no siempre está preparada, o que no siempre escribo rápido lo que me voy inventando, o que no siempre cocino cosas dignas de inmortalizar.
Pero como decía, estuve en Rusia. Y el destino (oh, el destino) quiso que me encontrara cinco días internada en un hospital en Moscú. No se lo deseo a nadie, sobre todo si solamente conoces una persona en la ciudad, no tienes ni un libro para leer, no manejas el ruso con desenvoltura, no te dejan hablar por teléfono y para colmo de males, tienes los dos oídos taponados con gasas y algodones (cosa de aumentar la sensación de aislamiento).
¿Qué desayunaba en el hospital moscovita? Kasha, salada. ¿Y qué es la kasha? Es lo que en inglés se conoce como porridge, una especie de sopa viscosa de cereales, que puede incluir mezcla de cereales, o bien ser de uno solo (por ejemplo, kasha de arroz). Esta kasha nos la daban salada, con el café con leche, y nos ofrendaban un paquetito de mantequilla para añadirle. Había una guarnición, que una vez fue un huevo duro, otra vez fue un triángulo de queso, otra vez fue una feta de un embutido (amablemente declinado), y así sucesivamente. No era santo de mi devoción, la kasha, aunque debo decir que los últimos días ya me había acostumbrado a ella, y hasta la deseaba.
No estoy acostumbrada a desayunar salado.Esta mezcla de café con leche con kasha salada me revolvía un poco el estómago. Pero producto de esta infección que me postró cinco días en el hospital, tengo que seguir un régimen sin azúcar durante quince días. Así que ahora me estoy haciendo especialista en desayunos salados. Y de paso me doy cuenta de la cantidad de cosas dulces que comemos al día casi sin darnos cuenta... es atroz.
Por cierto, mis más sinceras disculpas a los poquísimos (pero muy atentos, estimadísimos) lectores de este blog (¿o debería decir ex lectores?). Cinco meses visitando el blog todos los días para ver si había noticias, cinco meses en vilo por saber qué cocino en los días estivos... bueno, no creo que haya sido para tanto. Pero con esta entrada rompo el hielo. Hoy cociné algo digno de publicación. Prometo que este fin de semana se desvelará el misterio, que seguramente no dejará dormir a nadie.
Pero como decía, estuve en Rusia. Y el destino (oh, el destino) quiso que me encontrara cinco días internada en un hospital en Moscú. No se lo deseo a nadie, sobre todo si solamente conoces una persona en la ciudad, no tienes ni un libro para leer, no manejas el ruso con desenvoltura, no te dejan hablar por teléfono y para colmo de males, tienes los dos oídos taponados con gasas y algodones (cosa de aumentar la sensación de aislamiento).
¿Qué desayunaba en el hospital moscovita? Kasha, salada. ¿Y qué es la kasha? Es lo que en inglés se conoce como porridge, una especie de sopa viscosa de cereales, que puede incluir mezcla de cereales, o bien ser de uno solo (por ejemplo, kasha de arroz). Esta kasha nos la daban salada, con el café con leche, y nos ofrendaban un paquetito de mantequilla para añadirle. Había una guarnición, que una vez fue un huevo duro, otra vez fue un triángulo de queso, otra vez fue una feta de un embutido (amablemente declinado), y así sucesivamente. No era santo de mi devoción, la kasha, aunque debo decir que los últimos días ya me había acostumbrado a ella, y hasta la deseaba.
No estoy acostumbrada a desayunar salado.Esta mezcla de café con leche con kasha salada me revolvía un poco el estómago. Pero producto de esta infección que me postró cinco días en el hospital, tengo que seguir un régimen sin azúcar durante quince días. Así que ahora me estoy haciendo especialista en desayunos salados. Y de paso me doy cuenta de la cantidad de cosas dulces que comemos al día casi sin darnos cuenta... es atroz.
Por cierto, mis más sinceras disculpas a los poquísimos (pero muy atentos, estimadísimos) lectores de este blog (¿o debería decir ex lectores?). Cinco meses visitando el blog todos los días para ver si había noticias, cinco meses en vilo por saber qué cocino en los días estivos... bueno, no creo que haya sido para tanto. Pero con esta entrada rompo el hielo. Hoy cociné algo digno de publicación. Prometo que este fin de semana se desvelará el misterio, que seguramente no dejará dormir a nadie.
2 comentarios:
luego de cinco meses mi hijita me deja atribulada e intrigada. Pero por si las moscas, me preparé un té con edulcorante y una galleptita dulce, para sacarme el gusto preanuniado de desayuno salado. Eso sí, desayuno con media lunas bien saladitas, es propio de un zar ruso posmoderno.
increible. ya en tu blog hay una propaganda de "Tu comida favorita en Rosario al 70% de descuento.
da pavor.
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