martes, 30 de agosto de 2011
miércoles, 17 de agosto de 2011
Gazpacho
Qué buen invento, el gazpacho. La primera vez que oí hablar de él fue en una Feria de las Colectividades en Rosario. Me lo describieron como una "sopa fría de tomate", y esa descripción me ahuyentó por un tiempo. Ya viviendo en España descubriría el placer del buen gazpacho en épocas estivas. Por pereza no solía hacerlo, sino comprarlo, hasta que me mudé a Italia, en donde no lo venden. No tuve más remedio que aprender a hacerlo, porque el cuerpo me pedía gazpacho. No hay mal que por bien no venga, aprendí a hacerlo rico (es muuuuuuy fácil), y ya no lo cambio por el comprado.
jueves, 11 de agosto de 2011
De cuando me cortaron las alas (memorias culinarias)
Desde temprana edad poseía un don innegable para la cocina. Era una luminaria de la gastronomía, que una vez intentó innovar el recetario familiar con una receta inédita y vanguardista. Con una vez fue suficiente. No me dejaron experimentar más...
lunes, 8 de agosto de 2011
La gelatina (memorias culinarias)
Tenía 12 años, y era verano. Y en verano en casa se hacía gelatina. Con pedacitos de frutas, o gelatina a la que se le agregaba yogur líquido, para lograr una especie de capa cremosa, infeliz consuelo dietético para quienes aman el helado tanto como yo.
sábado, 6 de agosto de 2011
Zucchinis (calabacines) rellenos
Es la primera vez que hago zucchinis rellenos. Había hecho champiñones rellenos, berenjenas rellenas, tomates rellenos, aguacates rellenos... pero nunca zucchinis, o calabacines, para quienes están de este lado del océano.
Esta receta recibió un empate: yo voto a favor, me gustó, pero mi compañero vota en contra. Nada personal, solamente que la receta lleva tofu, y el tofu (como las espinacas, el brócoli, el coliflor)... not his cup of tea.
Será cuestión de que ustedes desempaten.
viernes, 5 de agosto de 2011
Desayunos de hospital ruso (memorias culinarias)
Estuve en Rusia. Esta no es la razón de haber abandonado vilmente el blog durante más de cinco meses. La razón principal es la pereza para sacar fotos, o que la cámara no siempre está preparada, o que no siempre escribo rápido lo que me voy inventando, o que no siempre cocino cosas dignas de inmortalizar.
Pero como decía, estuve en Rusia. Y el destino (oh, el destino) quiso que me encontrara cinco días internada en un hospital en Moscú. No se lo deseo a nadie, sobre todo si solamente conoces una persona en la ciudad, no tienes ni un libro para leer, no manejas el ruso con desenvoltura, no te dejan hablar por teléfono y para colmo de males, tienes los dos oídos taponados con gasas y algodones (cosa de aumentar la sensación de aislamiento).
Pero como decía, estuve en Rusia. Y el destino (oh, el destino) quiso que me encontrara cinco días internada en un hospital en Moscú. No se lo deseo a nadie, sobre todo si solamente conoces una persona en la ciudad, no tienes ni un libro para leer, no manejas el ruso con desenvoltura, no te dejan hablar por teléfono y para colmo de males, tienes los dos oídos taponados con gasas y algodones (cosa de aumentar la sensación de aislamiento).
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