Ahora que volví al invierno, esta torta frutal queda lejana y cruel, porque son todas frutas de verano. En realidad la versión original sí es invernal, porque nació como torta de manzanas. El verano y mi distracción al cocinarla la transformaron en una receta mucho más fresca y rica que la original (según mi humilde opinión). De todas maneras, ya me desquitaré con la tarta de manzanas, más adelante. Es más, le podría poner peras, ciruelas disecadas y nueces... mmmmm....
Ingredientes
Masa
170 g de harina leudante,
1 huevo,
80 g de mantequilla (manteca en Argentina),
100 g de azúcar,
esencia de vainilla
Relleno
3 duraznos (melocotones)
7 damascos (albaricoques)
5 ciruelas rojas
1 manzana
1 buen puñado de cerezas
jugo exprimido de una naranja
1 chita. de agar-agar
canela
Preparación
Masa
Metemos en un bol la harina con el azúcar (que del miedo se pondrá blanca, eso lo aprendimos con M. E. Walsh). En otro bol más pequeño juntamos la manteca, bien blanda (si no está muy blanda, 30 segundos en el microondas la pueden convencer), con el huevo y unas gotas de esencia de vainilla. Mezclamos la manteca con el huevo y echamos la mezcla al bol con la harina. Comenzamos a mezclar con cuidado y a amasar. Va a parecer que está demasiado seco, pero hay que inistir, amasando con cuidado. Cuando obtengamos una masa homogénea, la dejamos descansar en la heladera (nevera). Vamos al relleno:
Pelamos la fruta y la cortamos en gajos o en cuartos.
Enmantecamos y enharinamos un molde. Dividimos la masa en dos trozos, uno más grande que el otro. Del más grande vamos tomando pedazos, los achatamos y los presionamos contra el molde, extendiéndola por todo el suelo y 3 o 4 cm de pared.
Encendemos el horno, a fuego medio. Colocamos la fruta sobre la masa. Si dejamos las cerezas encima, en crudo queda muy bonito, pero son las primeras en chamuscarse, como se puede ver en la foto. Así que es mejor esconderlas entre otras frutas.
Lo que queda de masa lo colocamos de a pedacitos, entre y/o sobre la fruta.
Metemos esto en el horno precalentado, durante unos diez minutos. Exprimimos una naranja, o naranja y media. Añadimos una cucharadita de agar agar, disolvemos bien, y vertemos el jugo en toda la tarta. Esto servirá como aglutinante.
Hornear 30 minutos más, siempre a fuego medio, hasta que la masa esté dorada.
Dejamos enfriar, desmoldamos con extremo cuidado (es una masa que se resquebraja un poco), y metemos en la heladera hasta que decidamos que no aguantamos más y querramos pegarle el primer zarpazo.
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